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Antonio Caño, columnista de ‘The Objective‘ y exdirector de ‘El País‘, se marca una tribuna que es todo un sopapo en la cara de Pedro Sánchez.
El periodista se jacta de conocer a la perfección al inquilino de La Moncloa al que define no solo como un mentiroso impenitente, sino como un político que, contradiciendo al imaginario mayoritario, no pasa de ser un mediocre de campeonato:
Nunca he compartido el criterio de algunos críticos de Pedro Sánchez que, pese a rechazar su política, le atribuyen el mérito de sobreponerse a toda adversidad y ser capaz de resistir en las más difíciles circunstancias. Son los que se asombran de su genio para sacar conejos de la chistera. No es verdad. Conozco al personaje. Es un mediocre en todos los aspectos, excepto en el de la moral, en el que está por debajo del mínimo requerido a cualquier servidor público. Lo que ocurre es que, igual que el matón del bar amedrenta con facilidad a la clientela, sin que eso despierte la menor admiración de nadie, quien está carente de los escrúpulos que restringen a los demás, acaba siempre ganando la partida. O eso parece, hasta que la pierda.
Para Caño, el actual presidente del Gobierno nunca quiso regenerar el PSOE ni las instituciones:
Pero, al margen de eso, todo lo demás es mentira. Como se ha ido demostrando con el tiempo, no hubo nunca una voluntad de regenerar el PSOE ni de recuperar las señas de identidad del partido ni de hacerlo más de izquierdas y mucho menos de hacerlo más democrático. Tampoco existió jamás la voluntad de acabar con la corrupción en España ni de recuperar el prestigio de sus instituciones ni de eliminar la polarización ni de profundizar la democracia y acercarla a los ciudadanos. Todo era mentira.
Igualmente, dice que era más falsa que un euro de madera su promesa de no pactar con partidos como Bildu o los independentistas:
Por supuesto, mentía cuando juraba con quién estaba dispuesto a pactar o con quien no lo haría jamás, eran mentira los límites éticos impuestos para la acción política democrática, eran mentira las promesas de las campañas electorales y eran mentira los programas con los que el PSOE concurrió a las elecciones. Todo era mentira.
La última gran mentira de Sánchez, reza Caño, viene encarnada en la figura de Salvador Illa:
De mentira en mentira, llegamos hasta la investidura de Salvador Illa, fruto de un pacto en el que quedan en evidencia las mentiras anteriores que ahora se tratan de ocultar con otras mentiras mayores. Es mentira que exista un propósito supremo de reconciliación en Cataluña, igual que es mentira que la ley de amnistía o el concierto fiscal concedido sean instrumentos para conseguirlo. Como una gran mascarada es el episodio de entrada y salida de Puigdemont en Barcelona. Todo es mentira.